El hermano hombre blanco nos dice “mentirosos”. Pues argumenta
no ver ningún cambio como esperó.
El día del Oxlajuj Baqtún todo fue normal, el sol salió y se
ocultó en el mismo lugar…
¿Y la Era
de Cambio?… hasta la fecha; lejos de mejoras, todo esta peor. ¡No hay cambio ni
indicios de paz!. Así nos dicen y sarcásticamente complementa: los mayas han
fallado con sus profecías…
El hermano hombre blanco no sabe que los ancestros no
profetizaron, sino calcularon, como todo científico astrónomo, el conteo del
tiempo.
El hombre blanco hasta no hace más de 600 años decía que la
tierra era plana; Y que era el centro del sistema solar y del universo.
Nuestros abuelos por su parte, hace más de 5000 años ya conocían
el universo y la Vía Láctea ;
por consiguiente determinaron al tiempo como ciclos que se repiten, que
comienzan y terminan y vuelven a comenzar, como toda vida… ¡Eso fue lo que pasó
precisamente ese sagrado día!.
Pensamos que, como ese día el hombre blanco se nos acerco más de
lo acostumbrado, quizá iba aprender y comprender algo.
¡Pero en eso si nos equivocamos…!
Ese día el hombre blanco se escondió de sus profecías
apocalípticas; de sus temores creados por él mismo, de su religión e ideal
sistemático pero siempre consumista; y se refugió alrededor del sagrado fuego
entre nosotros. Porque nosotros no profetizamos el fin, sino determinamos
un comienzo.
El hombre blanco difícilmente comprenderá la sabiduría de
nuestros abuelos, no importa cuanto
trate de estudiarlo, investigarlo y comprobarlo. Pues la sabiduría de nuestro
pueblo no es para quien cultiva inteligencia sino para quien cultiva
humildad. La sabiduría de nuestro pueblo
no se aprende en Harvard, Orleans, Salamanca o cualquier otra universidad; se
aprende en el corazón de la familia de valores ancestrales, alrededor del
sagrado fuego, en las montañas que guardan el conocimiento, en los valles que
hacen germinar esperanza… En los ancianos iletrados, que a falta de
inteligencia son tan sabios. En los abuelos que caminan a través de los cuatro elementos; en el ciclo
de vida de una hermana planta o de un hermano animal.
Por eso el hombre blanco difícilmente la conocerá y la
comprenderá…
Así que lo más fácil es: llamarnos mentirosos.
Hermano blanco: no esperes el cambio, ni lo busques en tus
investigaciones, o estudios, el cambió
está tan cerca que lo llevas dentro; está en cada uno de nosotros, de ti como
de mi…
Tus abuelos sabios, como los míos, nos heredaron a ambos
incontables claves para llegar a tener paz, plenitud y prosperidad armónica,
pero hemos hecho caso omiso aunque las sepamos de memoria y las recitemos,
lamentablemente no las entendemos o
creemos testarudamente no comprender.
El cambio mi hermano no llega con el despertar de un nuevo sol, sino con el despertar del
espíritu.
El cambio no llegará solamente con el fin de una era y el
comienzo de otra, sino con el fin de tus siete vergüenzas (orgullo, ambición,
mentira, crimen, ingratitud, ignorancia y envidia) y el comienzo de tu
sabiduría.
El cambio no lo hará Dios, sino tú y yo, cuando verdaderamente
entendamos el significado de la palabra respeto y el amor se haga presente.
El cambio no lo podrás ver, ni decir ahí está o aquí está, ni
vendrá vestido de Espíritu milagroso o Ángel. Porque el cambio no llega sino sale de adentro hacia afuera.
El cambio no solo lo harás tu ni solo yo, sino ambos, cuando
entendamos de una vez por todas que por nuestras venas corre el mismo color de
Sangre, que el padre sol es el mismo que nos ilumina, que es la misma lluvia
que riega nuestros campos; que es el mismo aire que acaricia nuestra vida y que la estamos
perdiendo.
El cambio llegará cuando ambos respetemos la vida. La vida de
nuestros semejantes, la vida de nuestra madre tierra, la vida de los elementos
naturales; la vida de nuestro universo mismo; y de una vez por todas entendamos
que todos somos y valemos igual. Igual a una piedra o a un insecto como a una
planta, como al aire, como a la montaña como al cerro. En esta creación nadie
tiene más ni nadie menos, es más ¡aquí nadie tiene nada!, y por
consiguiente somos hermanos pues somos
hijos del mismo Dios que nos ha dado a todos por igual, ¡la vida!.
Cuando al fin entendamos estos sencillos principios, ¡Hermano
Hombre Blanco el cambio llegará!, entonces ¡la nueva era iluminará!, ¡y la paz
vendrá!, y ya no habrá necesidad de ninguna ley porque nuestra única ley será
el Amor.
Hermano hombre blanco, no somos mentirosos. El cambio del que se
habló puede estar tan cerca o tan lejos de suceder; podremos tener tiempos
mejores o seguir matándonos a nosotros mismos, ¡ojala no sea tarde y lleguemos
a entender esto a tiempo! “El Saq B’ey
depende de ti y de mí…”
Q’eq Utiw
manifestaRte
arte por un mundo más humano
http://manifestarteguate.blogspot.com
manifestarte08@gmail.com
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